Antología sexual IV
Sigo creciendo- sexualmente hablando-.
Recopilando escenas patéticas.
Guardando chicos en mi álbum de cromos.
Llegando, incluso, a tenerlos repetidos.
Y nunca me han entendido.
Ninguno.
Ni uno solo me saco de mí.
Ni llegaron a enseñarme qué es follar.
Qué es sentirse pleno.
O lleno.
Qué es el amor.
O en su defecto, follar.
Hasta que le encontré.
Entre todos.
En medio de un gentío
que podían ser "candidatos a amantes".
Mi cuerpo se fijó en él.
Poco pude hacer.
Es así,
como la edad me demostró,
que al igual que viene,
cuanto más viejo es, mejor sabe.
El señor me mostró lo qué era temblar.
Me enseñó que podía desear más.
Que el límite de mis corridas
estaba en el infinito.
La edad me dio
aquello que buscaba desde el día que deje de ser puro.
La edad- él- me dio un polvazo.
Ni siquiera fue sucio.
Con muchos tíos a las espaldas,
me quedo contigo.
Con el blanco de tu pelo,
la madurez de tu cara,
y la experiencia de tu polla.
Me encanta que tus palabras sean tan tú. Sigue escribiendo, Cristian. A mi siempre me gustará leerte.
ResponderEliminarUn beso,
Steisi (para ti xD)
Gracias guapísima! Perdona la tardanza pero no había visto el comentario. Eres genial, me ha encantado conocerte y sé que seguiré sabiendo de ti! Escritora :)
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