INFECUNDO
En las noches de invierno
Doy
luz a mis hijos muertos sin llantos ni sangre.
Sus
huesos esparcidos me dan calor.
Mis
lágrimas hielan mi cara y se deslizan hasta mi pecho.
Un
pecho de hombre confundido.
En las noches de invierno
odio mis genitales,
odio mi cuerpo,
odio mi nombre,
odio no sangrar.
Imagen: Brook Anderson
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