DE MI COSTILLA
Después de muchos años
he conocido al fruto de
mis rezos
en una sala blanca de hospital.
Enfermos miramos.
Un muchacho con mis ojos
frágiles
que camina pisando con el
pie izquierdo hacia dentro.
Planté dos costillas en
el jardín de mi abuela.
Le salieron extremidades,
pulmones hirvientes y una
fina
capa de pelo oscuro
que le cubre los brazos llenos de cortes.
El picor quema la piel.
El origen mata.
De ahí viene este cuerpo de hombre
dolorido y encorvado como el mío.
Un hombre a medio hacer.
El cuerpo camina.
Respira.
El cuerpo me mira y se
pregunta ¿quién eres?
Imagen: @
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