Antología sexual II
He dejado los sentimientos en el cajón de los calzoncillos.
Los zapatos se quedaron atrás,
viendo cómo se caían tus pantalones.
Y de repente,
con la fuerza de un animal,
noto el rugido de la pared en mi espalda.
Torciendo el cuello.
Aullando de puro placer.
La química destroza toda mi moral.
Y me vuelve loco.
Mis uñas,
temblorosas y con sañas,
surcan tu espalda.
Haciendo que las recuerdes.
Presión, presión y más presión.
Sigues sin dejarme salir.
Y yo sigo sin querer escapar.
Me quedo quieto por dentro,
mientras mi cuerpo,
por fuera,
se revuelve sin control.
Comienza el torbellino.
Tú lengua,
la mía.
Tu pecho,
mi abdomen.
Tu miembro rozando-me-.
Yo abriéndome.
Todo al descubierto.
Dos cuerpos desnudos,
sin mentiras por miedos.
Y el ansia,
que baila sofocante,
se une a nosotros para quemarnos.
Noto el fuego de tu mirada,
junto con el calor de tu entrepierna.
Arde.
Ardemos descontrolados.
De una chispa,
pasamos a la llama.
Y terminamos mojándonos en gasolina.
Y después.
Después...
Somos cenizas.
Después...
Somos solo un polvo.
0 comentarios: