CHAT: SALA GAY-SEVILLA
alguno quiera venir a verme
quiera saber el olor de mi vello erizado.
En este rito de apareamiento, hay que responder unas preguntas previas.
- ¿Qué buscas? ¿Qué te va? ¿Tienes sitio? ¿Cómo eres?
Tecleo mis últimas medidas conocidas: 1, 75 cm, 85k.
Puntos suspensivos bajo el nick de Chico34.
Puntos suspensivos bajo el nick de Maduroxdiscreto.
Puntos suspensivos bajo el nick de Travieso25.
Puntos suspensivos bajo el nick de Tío_probar.
Mis ojos descansan en la lectura del chat común,
245 personas ofrecen su cuerpo,
compañía y
cama. Las tres C del que se oculta.
Mi historia se esconde otro martes para ser Universitario23.
POEMAS DE CARMEN JODRA DAVÓ
Me ha sido revelada mi misión.
Debo hacer desaparecer la raza humana.
Mataré a los más tontos que yo por hacer mi vida mezquina y ruin,
y a los más listos que yo por ser más listos que yo.
Si solo matara a los listos, mis cuchillos iban a quedar nuevos, y no sería divertido.
Si solo matara a los tontos, quedarían los más listos, y tampoco sería divertido.
Así que solo quedaran en el mundo diez personas iguales física y mentalmente a mí,
y la raza humana se acabará porque todos seremos homosexuales.
¡Qué hermoso fin del mundo!
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El bello mundo me produce asco.
Si pudiera, lo haría
saltar en pedacitos por los aires,
y con él a mí misma.
Yo no pedí vivir; si Tú me hiciste,
es tu culpa, y no mía.
Atrévete a juzgarme si tu pobre
criatura se suicida.
ANTOLOGÍA SEXUAL II 2.0
La danza comienza a medianoche.
Los cuerpos se desnudan,
queman la ropa y el estatus
dejando que los pies se sumerjan en la tierra,
húmeda,
fría. Conexión.
El animal recorre la pierna con rabia, deja un rastro
a seguir. El olor llena mis pulmones.
Entre los gemidos de los árboles
se esconden las sombras
que juegan a tocar mi espalda curva.
La lengua tiembla,
el cuerpo se quiebra,
las hojas crecen,
el pelo se cae... El hombre se queda quieto.
Inmóvil. Vacío. Los torsos caen
como estrellas ardientes.
La naturaleza sigue su curso,
ellos caminan.
PACIENTE CAMBIA LA ORUGA
Escondido entre las respiraciones
observo el oír de mis palabras
el acento de mi lengua.
pienso
en la sequedad de mi cuerpo
cuando otros me miran sin
entender
que dentro de mis paredes
una está derruida.
Tara de fábrica.
Manos torpes intentando
corregir lo sano sin conocer.
Hay que pararse a escuchar
el tic tac en mí.
Si presionas el órgano
equivocado
se descoserá la herida
superante
y verás desintegrarse mis lazos
de sangre.
La muerte prematura de nuestra relación.
LENGUAJE GENERACIONAL
Mi abuelo me enseñó
que el trabajo solo es trabajo si ensucia.
Si llegas a casa con las manos llenas de tierra, es trabajo.
Si hueles mal, es trabajo. Si sudas.
Si tu ropa está manchada, es trabajo.
Mi abuela me enseñó a cuidar a un hombre.
Me enseñó a usar el cuchillo con la mano izquierda,
en la derecha se sujetan los hijos.
En la cocina se aprende a dar de comer
a una familia numerosa,
a repartir la carne de conejo entre todas las bocas que piden
y a guardar sobras para el día siguiente.
El postre lo trae el hombre.
Naranjas, siempre naranjas.
Recogidas con las manos sucias y heridas,
trabajador.
LARVAS
Improviso estos versos
como mi abuela improvisaba
la poesía de Lorca cuando
recogía el trigo viuda.
Aprendía de su espalda
encorvada
que el perdón es difícil.
Que la Iglesia gana al pensamiento
porque perdona cuando es víctima,
perdona cuando se cumplen sus plegarias.
Escribo con cortes en mis dedos
porque esta carta me la conozco de memoria
como los orificios de mi cuerpo.
¿Sé perdonar?
Mis cicatrices son más clara que mi piel.
Brillan si me ves desnudo.
Entre sus fisuras
verás larvas que dejaron allí. Abandonadas.
Ven, acércate y míralas.
Se cuelan en mis cuerdas vocales
gritan.
Se pasean por mi cerebro
bloquean.
No entenderás estas líneas
sin orden y mal expresadas
-son las larvas-,
pero si me desgarras un poco
sin miedo a la oscuridad
encontrarás en mi estómago
un animalillo indefenso
al que debes salvar.
Correré, te lo aseguro.
No dejaré que pases a mi casa
con los zapatos puestos.
Tu rostro me producirá rechazo.
Entiéndeme.
Mi abuela te diría
que si consigues conocerme
como conoció la tierra de su marido
conseguirás una habitación para vivir.
Autor
Cristian González (Trebujena, 1995). Graduado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Ha participado en la X y XI Escuela de Escritores Noveles que organiza el Centro Andaluz de las Letras. Ha sido publicado en más de diez antologías poéticas, nacionales e internacionales. En octubre de 2017 publicó su primer poemario Guía de viaje (Ediciones Camelot), y en menos de un año, en junio de 2018 publicó su segunda obra poética, Yermo (La i Crítica). Asimismo, es autor de este blog en el que publica desde hace más de dos años.
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