Natal
He enmudecido al ver las palomas devorar carne de
gato.
Eran gatos famélicos y enfermos que nadie quería,
aún así
da miedo ver el caos.
Los cuerpos tiemblan en los charcos de aceite
y desaparecen entre el humo de las calles estrechas
de suelos adoquinados.
Piedra sobre piedra.
Los nombres tendidos con pinzas en los patios de las
abuelas.
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