Austria
Volaste del nido con espíritu valiente y
el aterrizaje dobló una de tus inocentes patas pero
te mantuviste fuerte y soportaste un gélido invierno.
Tu único calor fue el recuerdo y la certeza de lo efímero
durante noches dormiste entre mares después
de observar el amor encerrado tras un rectángulo.
Nadie hubo para curarte las heridas.
La primavera fue un nuevo capítulo
alzaste las alas sobre infinitos azules y
te sentiste en ocasiones águila imperial
ganaste fortaleza dejando atrás la soledad pues
otros pájaros viajaban ahora a tu lado.
Rama a rama, construiste sola tu propio hogar
usando tus plumas, tus patas, y tu pico para
luego destruir todo con un rápido aleteo.
Tú, pequeña malvasía
que tantas lágrimas derramaste por tu querida tierra
¿por qué lloras ahora que regresas?
Estefanía Aragón Pozo
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